Artes plásticas versus artesanías
Artes pláticas versus artesanías: La correlación entre el arte y la artesanía ha variado a lo largo de la historia. Definirlos y trazar la división entre los dos es difícil. En algunas épocas los dos conceptos han coexistido casi al punto de asemejárselos, y en otras se han inclinado todas las energías a separarlos y a darle por lo general al arte un rango superior. De allí lo de Bellas Artes para la pintura, la escultura y el grabado, por ejemplo, y Artes Aplicadas para las otras cosas, división que implica valorizaciones de grado superior e inferior. En la antigüedad esta división no existía, solo existía la subordinación del artesano al arte. Así fue en un periodo que abraza el Renacimiento hasta el Modernismo, pero luego surgió la forma independiente de arte versus artesanía que llega hasta la actualidad.
Ambos presuponen una técnica y una habilidad que con la práctica se perfecciona; pero con el tiempo se ha llegado a sostener que el arte como lo conocemos ahora, es espontáneo, y la artesanía tiene un fin, y si bien puede tener cierto arte, desde que se piensa en hacer una artesanía, ya se sabe directamente que es lo que se va a hacer y de alguna manera es repetitiva lo que le hace perder su carácter de originalidad, cosa que en el arte no sucede ya que va surgiendo y es moldeado por el artista durante el proceso.
Contra ese concepto, otros opinan por el contrario que es hora de terminar con las divisiones y que cabría hablar de arte original y difundirlo como manifestación de la cultura autóctona y como elemento de identidad nacional en tres dimensiones: A) El artista/artesano, generador de cultura; B) Actividad artística/artesanal en dos pendientes: proceso de aplicación de técnicas y prácticas artísticas y artesanales y el proceso productivo que suministra medios de vida tanto a artista como a artesano; C) El producto como expresión de identidad y de la cultura local.
Quizás las diferencias sean tan etéreas que se trate más bien de una perspicacia del público, nutrida sobre todo en el último siglo por la difusión de gran número de ramas del arte y la artesanía, y su conexión con el mercado. Eso hace que sea necesario para aclarar el concepto distinguir por ejemplo, entre un vitreaux hecho para una catedral por un artesano de forma única y manual; lámparas colgantes de techo en vitreaux, hechas de manera industrial para ser comercializadas; y un ventanal o puerta en vitreaux hecha por un artista cuyo objeto es únicamente exponerla en una galería de arte.
Existen por ejemplo hadas, gnomos, duendes y brujas considerados por algunos artesanías y por otros esculturas alternativas, toda vez que son personajes que habitan en la imaginación y el sentimiento de quien los crea.
A mi modo de ver son distintas manifestaciones del arte, tan importantes unas como otras. Hay muchos artistas, gestores culturales, investigadores, etc., que están de acuerdo en que hoy en día, casi cualquier cosa puede ser considerada “arte” (toman como referencia las obras de Damien Hirst, Gabriel Orozco, Ana Mendieta, Nelson Leirner, entre muchos otros artistas contemporáneos). También concuerdan en considerar que cuando el objeto es elaborado manualmente, de manera tradicional y con fines utilitarios y/o utilitarios decorativos, entonces sí se trata de una artesanía.
En su libro “La invención del arte”, Larry Shiner defiende la idea de que los antiguos griegos carecían de una categoría de arte y por lo tanto tampoco tenían una palabra para denominarla. Techné es la palabra que con frecuencia traducimos por arte o ars romana, sin embargo, en la Grecia clásica las mismas significaban muchas cosas que hoy en día reconocemos como “oficios”. Así Techné/ars podían ser entendidas, en el sentido amplio, como la habilidad para ejecutar determinados oficios (Shiner,2010).
